viernes, 14 de marzo de 2008

Moko, un delfín solidario que salva de morir a dos ballenas

A menudo se tiene noticia de ballenas varadas en playas que acaban muriendo, aunque las personas intenten ayudarlas.

En una playa de Nueva Zelanda, una hembra de cachalote pigmeo y su cría quedaron atrapadas en los bancos de arena y después de casi dos horas de esfuerzos, tanto de ellas como de personas del departamento de Conservación del Medio Ambiente, estaban ya exhaustas y sin posibilidad de retornar a mar abierto. En esos casos parece que las matan para evitarles el sufrimiento que acompaña a la agonía.

Entonces ocurrió lo imprevisto: un delfín aparece y se acerca a las ballenas, establece comunicación con ellas y provoca que los cachalotes reaccionen y sigan al delfín, que después de recorrer unos 200 metros en paralelo a la playa, encuentra un canal de salida hacia el mar y hace posible que las ballenas se salven de una muerte segura.

Además de la maravillosa acción del delfín, un ejemplo de energía, inteligencia y valor, resulta que se trata de un caso en el que animales de distintas especies se comunican.

El delfín es conocido en la zona por jugar a veces con los bañistas, y hasta le han puesto nombre: Moko.

En medio de las noticias trágicas que hay a diario, esta es una de las que necesitamos oír para encontrarnos mejor.

Al igual que Moko hizo reaccionar a las ballenas, esperemos que su ejemplo tenga algún efecto en muchos humanos.

La noticia en la BBC
En el New Zealand Herald
Y en The Independent

sábado, 16 de febrero de 2008

¡El Conquistador!

Después de muchos años disfrutando regularmente del teatro, me sorprendió el papel que el vídeo juega en esta obra, ya que traspasa su faceta habitual, proponiendo nuevas funcionalidades y, tal vez, una manera distinta de hacer teatro.

El elemento innovador es la presencia del vídeo como creador de escenarios y a la vez, como elemento en el que los personajes se desenvuelven, integrando en la acción al actor presencial con otros que solo aparecen enlas imágenes, y haciéndolo a veces con completa continuidad, por ejemplo cuando el actor desaparece tras la pantalla de proyección para aparecer en el vídeo dentro de la misma escena. Esta fusión aporta un carácter dinámico para el que serían necesarios otros actores y escenarios, pero que aquí se logran gracias al vídeo. Esta propuesta es realmente sugerente y un aviso de las posibilidades que un elemento encierra al tratarlo con imaginación.

La escenografía de la obra consta principalmente de la pantalla de vídeo, de un marco que se transmuta dando origen a la idea de diversos escenarios, como el mar, un taxi, una piscina, etc., y de un mostrador que guarda objetos secundarios.

Solo hay un actor presencial, sobre cuya interpretación recae todo el peso de la obra, acompañada de una planta y de unas piernas de hombre con una mínima aparición. El trabajo de actores se complementa con otros que aparecen en imágenes grabadas en vídeo, pero que hablan con el actor presencial, haciendo que la obra tenga por momentos una sobrecarga de situaciones que parecen agobiar al personaje central debido a las demandas de los personajes virtuales.

La obra es entretenida, aunque hay momentos monótonos, no consiguiendo sobrepasar el punto de atención del espectador y convertirlo en el de disfrute. Tiene situaciones cómicas y, pasada la sorpresa del uso del vídeo, solo queda la versatilidad del aprovechamiento del marco para sugerir varios objetos. Aunque resulta agradable, no llega a llenarte, saliendo con la sensación de que se podía hacer mucho más, principalmente por la trama, que se envuelve sobre sí misma, pierde carácter y queda completamente difusa. Como en otros casos, es la baja calidad de la trama lo que acaba con la propia obra.

El actor es también el autor, Thaddeus Phillips, y la dirección la realiza Tatiana Mallarino.


Lo que sigue es un extracto extraído de http://www.madrid.org/fo2007/pdf/el_conquistador.pdf:

Thaddeus Phillips, colaborador de Robert Lepage, interpreta a Polonio Castro, campesino colombiano que viaja a la gran ciudad persiguiendo su sueño: convertirse en una gran estrella del culebrón. Sin embargo, su cómico periplo comienza, no en un plató de televisión, sino en la portería de una exótica casa de vecinos habitada por los personajes más disparatados: una anciana que intenta seducirle, un hombre que no ha salido de su casa en ocho años, un narcotraficante celoso. "¡El Conquistador!" es al mismo tiempo película -los vecinos se comunican con Polonio mediante un vídeo citófono que los espectadores vemos en una gran pantalla-, obra de teatro, historia épica y telenovela. Famosos actores colombianos como Cristina Campuzano, Luis Fernando Hoyos, Helena Mallarino, Tatiana Mallarino, Víctor Mallarino y Antonio Sanint encarnan a los inquilinos de este edificio, demostrando que a veces la vida real es más intrigante, surrealista y absurda que la telenovela más enrevesada. Diálogos trepidantes, energía, suspense, experimentación multimedia, paisajes rurales y urbanos de la Colombia contemporánea y un hombre de teatro, Thaddeus Phillips, que despliega carisma, imaginación y osadía. Su interpretación del portero Polonio le valió una nominación a los premios Drama League 2007 en la categoría de Mejor Actor. "¡El Conquistador!" es una producción de New York Theatre Workshop y se estrenó en el Philadelphia Live Arts Festival en 2004; un año después fue nombrada Mejor Producción Teatral de 2005 por el Denvers Westword y nominada en 2007 al premio Lucille Lortel en la categoría de Mejor Espectáculo con un solo Intérprete.

Sobre la Compañía
Thaddeus Phillips es un hombre de teatro en el sentido más amplio del término. Comparado por la crítica con Roberto Benigni, Charlie Chaplin o Rowan Atkinson, es Director Artístico de la compañía norteamericana The Lucidity Suitcase Intercontinental caracterizada por llevar a escena temas contemporáneos y textos clásicos con un diseño innovador, valiente y original. Entre los trabajos de la compañía, todos obra de Phillips, se incluyen: "Flamingo/Winnebago", "Red-Eye to Havre de Grace", "The Tempest" -"La Tempestad", interpretada en una piscina para niños-, "Planetlear" -una versión de marionetas de "El rey Lear" de Shakespeare-, "Lost Soles" y "The Earths Sharp Edge". Thaddeus Phillips colaboró como escritor y actor en "La geometría de los milagros" de Robert Lepage, un proyecto que se presentó en Toronto, Madrid, Lisboa, Barcelona, Londres, Glasgow, París, Mauberge, Bogotá, Chicago, Iowa, Minneapolis, Montreal y Nueva York.

Sobre el espectáculo
La cosecha de Polonio se ha estropeado a causa de la lluvia de pesticidas lanzada por Estados Unidos en su campaña contra los campos de coca de Colombia. Coge entonces su televisión y su planta-confidente y se marcha a Bogotá en busca de un futuro mejor. Ya en la capital, en su trabajo como conserje de un edificio llamado Nuevo Mundo, trata con los personajes más excéntricos: una mujer que no deja de quejarse de la ruidosa fiesta del vecino; el anfitrión de la fiesta que insiste en que Polonio dé unos tranquilizantes a la molesta señora que aporrea su puerta; una figura siniestra que abusa
de su novia y recibe extraños paquetes a extrañas horas del día; un espíritu paranoico que merodea por el edificio... Polonio es adicto a las telenovelas, está obsesionado con "Las noches de Luciana", protagonizada por Paola Turbay y Renato Rossini. Phillips cuenta que los culebrones sacan sus argumentos de obras de Shakespeare y de aventuras como "El conde de Montecristo". Así, veremos una tragedia al estilo de Romeo y Julieta -un suicidio causado por una muerte simulada-; una confesión del villano sobre sus rodillas, como Claudio en Hamlet; y al igual que en "Los dos hidalgos de Verona", gemelos perdidos en el mar.

Destaca el hecho de que Phillips no habla español fluido -aprendió el diálogo de memoria-, así como el empleo de recursos escenográficos, como el marco de plástico que hace de techo, taxi y piscina. La idea del montaje partió de Phillips, "desde que fue a Colombia le fascinó su cultura. Siempre quiso hacer algo con mi familia", explica Tatiana Mallarino, esposa de Phillips y sobrina de Víctor Mallarino -famoso actor de telenovelas-, con quienes escribió la obra.

La participación de los colombianos y las imágenes del edificio se grabaron en Bogotá durante la residencia en la Casa del Arte en agosto de 2004. Phillips y Tatiana cuadraron el diálogo a partir de ellas.

"¡El Conquistador!" pretende ser la primera entrega de una trilogía, el viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo enmarca la acción. Viaje, fronteras, colonialismo y deslocalización cultural son importantes temas en la obra de Thaddeus Phillips.


La referencia citada completa
luciditysuitcase.org
noticiasdealava

miércoles, 6 de febrero de 2008

"Nosotros somos esos a los que estamos esperando"

Barack Obama, después de una pequeña derrota en el supermartes del 5 de febrero de 2008, pronuncia estas palabras ante sus seguidores para mantener alto su ánimo.

Pocas veces se ha estado tan atento a las primarias de EE.UU. y sobre todo, a la pugna entre los demócratas para decidir su candidato a la presidencia.

La larga noche vivida en el mandato de esta especie de bobo e innoble que hoy preside EE.UU., que ha roto todas las barreras que cualquier ser humano entiende que una democracia debe mantener, que ha institucionalizado la tortura, que olvida la convención de Ginebra sobre el respeto a los contendientes bélicos, que ha mentido a su país y al mundo reiteradamente, que ha creado una guerra en una zona ya de por sí muy inestable, que engaña a quienes creen que van a luchar por la democracia, que ha encarcelado, torturado y sometido al olvido a presos durante varios años sin juicio ni cargos, y que ha evitado cualquier compromiso y avance de su país en el control del cambio climático, nos hace prestar atención a cualquier movimiento que implique el cambio presidencial, ya que ahora no habrá ni tribunal favorable ni un recuento de votos que lo mantengan en el poder.

Seguro que entre los detenidos en Guantánamo hay algún seguidor de Bin Laden, pero también ellos tiene derecho a un juicio ante un tribunal que le ofrezca garantías de ecuanimidad y, que si demuestra su participación o implicación en atentados, se les condene. Pero al lado de ellos hay muchos que solo cometieron el error de estar allí, por motivos diversos, y que fueron detenidos por grupos armados para luego venderlos a los soldados de EE.UU., que los compraba como cabezas de ganado. Estas personas están y han estado detenidas durante años, sin cargos, sin futuro, olvidados del mundo y de sus dirigentes. Espero que un día se pueda juzgar a quien es el responsable de toda esta barbarie.

Esta coyuntura ha originado una pérdida de influencia de EE.UU. en el mundo, ya que su posición como impulsor de políticas y mediador en conflictos, ha desaparecido. Además su actuación interna ha estado completamente condicionada por los recortes presupuestarios, derivados de la necesidad de sostener los enormes costes de la guerra, lo que ha originado una pérdida de calidad de vida y de potencial económico en sus ciudadanos, sin hablar del futuro económico, que se vislumbra lleno de las peores incertidumbres.

Es evidente que no solo los sufridos estadounidenses desean un cambio que reconduzca la política de su país, sino que en el mundo occidental miramos con interés su decisión, ya que nosotros somos parte de los países que están bajo la influencia de esa política. Ese cambio está en las propuestas de los candidatos republicanos y demócratas, aunque con diversos matices.

En esa situación de espectativa en una renovación de ideas y de acciones, las candidaturas que quedan con posibilidades apuran sus mensajes para insuflar ánimos y despertar ilusiones. Es precisamente el factor de la ilusión que se despierta en los electores, lo que hace de una persona un líder y de un líder un presidente. No creo que los asesores de Zapatero lean esto, pero les convendría recapacitar en ello. Pero Obama sí sabe perfectamente de lo que hablamos y en un momento muy delicado, cuando los resultados del supermartes han dado una pequeña ventaja a su opositora, ha sabido enviar un mensaje de integridad, ilusión y energía a sus seguidores, con una frase que podría ser histórica. Hablando de la necesidad del cambio y de quién puede estar capacitado para realizarlo, se autoseñala con una frase llena de esperanza: "Nosotros somos esos a los que estamos esperando".

Si alguien puede pensar que hoy Obama perdió una batalla, debería de reconsiderarlo ante la capacidad de comunicación y de reacción de quien salda esa pequeña derrota con una frase como esta, cargada de sugerencias y de fortaleza.

Suerte Obama, suerte. Espero que la lucha fraticida de los demócratas no deje las fuerzas demasiado divididas y que sean capaces de lograr la presidencia, aunque sea mediante la unión de Hillary y Barack, para dejar atrás un periodo verdaderamente oscuro de la historia moderna. Ojalá podamos verlo y que sea Obama quien lidere ese cambio.

Barack Obama
Hillary Clinton
John McCain

domingo, 3 de febrero de 2008

En el valle de Elah

Cuando se ve una película así, se es más consciente de la enorme diferencia que hay entre europeos y estadounidenses sobre la guerra de Iraq. Es cierto que la visión de EE.UU. está muy influenciada por la campaña dirigida desde su gobierno desde hace años, además del peso histórico que hasta ahora los presidentes tenían sobre la opinión pública, lo que hace que sea más fácil de convencer ante una emergencia nacional y se encuentre más predispuesta a aceptar que su país participe en una guerra.

El gobierno de EE.UU. creó la necesidad de una guerra y la peligrosidad de un enemigo, convenció a los dirigentes de muchos países, a veces a cambio de favores personales, como en el caso de quien ocupaba la presidencia de nuestro país, pero se olvidó de realizar una planificación de objetivos, no solo para la invasión sino también para la ocupación de un país enorme, con una cultura diferente y con problemas de etnias religiosas.

Pero sobre todo, olvidó el efecto que sobre sus propios soldados puede tener una guerra como esta, en la que, además de lo que ocurre en cualquier otro conflicto armado, se unen características propias como la imposibilidad de contar con el apoyo de la población civil al verse vapuleada, humillada y abocada a una guerra civil, el secretismo del gobierno en el tratamiento de las malas noticias, sobre todo en el de los caídos y heridos en combate, y finalmente en que, al igual que no había una razón clara para iniciar la guerra, tampoco hay una forma adecuada de finalizarla.

Ante todo eso, ¿qué puede sentir un soldado enviado a luchar allí?. No hay un motivo patriótico, no hay un objetivo, ya que "llevar la democracia allí" es ahora una falacia.

Una guerra se puede ganar o perder, pero en un caso y otro siempre se cuenta con el apoyo del resto de la población. Pero los soldados que están en Iraq no podrán ni ganar ni perder esa guerra, no tendrán el reconocimiento de su población, consciente de alguna forma del engaño ocasionado por sus dirigentes y de la inutilidad del hecho, y solo desearán olvidar el conflicto. Quienes allí sufrieron nunca podrán resarcirse; el precio de volverse inhumano, de saber que cada día cometen atrocidades sobre personas inocentes, no tendrá ninguna recompensa.

Una guerra siempre es inútil pero esta es especialmente absurda, injusta y demencial.

La sociedad estadounidense tendrá que asumir todo el daño que ha ocasionado, a los demás y a sí misma. Puede parecer algo superfluo visto desde Europa, pero para ellos será muy doloroso. Para mí la película trata de esto. La imagen final con la bandera al revés y su significado concreta el mensaje de la obra "estamos en peligro y no somos capaces de salir por nosotros mismos".

La visión desalentadora de Haggis se posa ahora en la historia de un soldado que desaparece al volver de Iraq y que su padre busca ansiosamente, hasta ir descubriendo una situación tenebrosa en la que la presión a la que se ven sometidos los soldados, los deshumaniza y los convierte en capaces de cualquier cosa.

Aún así, la película me resultó un poco floja, a pesar de abordar una temática con mucha mayor carga emocional que Crash, pero sin lograr su intensidad. Entiendo que en EE.UU. puede suponer un cierto impacto y la veo necesaria en ese entorno, pero creo que es un poco inferior a otros trabajos anteriores del mismo director. El aspecto político y el efecto de convulsión que supone que un país mire la cruda realidad de sus actos, son sus puntos fuertes, pero aún así resulta falta de convicción.

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