domingo, 3 de febrero de 2008

En el valle de Elah

Cuando se ve una película así, se es más consciente de la enorme diferencia que hay entre europeos y estadounidenses sobre la guerra de Iraq. Es cierto que la visión de EE.UU. está muy influenciada por la campaña dirigida desde su gobierno desde hace años, además del peso histórico que hasta ahora los presidentes tenían sobre la opinión pública, lo que hace que sea más fácil de convencer ante una emergencia nacional y se encuentre más predispuesta a aceptar que su país participe en una guerra.

El gobierno de EE.UU. creó la necesidad de una guerra y la peligrosidad de un enemigo, convenció a los dirigentes de muchos países, a veces a cambio de favores personales, como en el caso de quien ocupaba la presidencia de nuestro país, pero se olvidó de realizar una planificación de objetivos, no solo para la invasión sino también para la ocupación de un país enorme, con una cultura diferente y con problemas de etnias religiosas.

Pero sobre todo, olvidó el efecto que sobre sus propios soldados puede tener una guerra como esta, en la que, además de lo que ocurre en cualquier otro conflicto armado, se unen características propias como la imposibilidad de contar con el apoyo de la población civil al verse vapuleada, humillada y abocada a una guerra civil, el secretismo del gobierno en el tratamiento de las malas noticias, sobre todo en el de los caídos y heridos en combate, y finalmente en que, al igual que no había una razón clara para iniciar la guerra, tampoco hay una forma adecuada de finalizarla.

Ante todo eso, ¿qué puede sentir un soldado enviado a luchar allí?. No hay un motivo patriótico, no hay un objetivo, ya que "llevar la democracia allí" es ahora una falacia.

Una guerra se puede ganar o perder, pero en un caso y otro siempre se cuenta con el apoyo del resto de la población. Pero los soldados que están en Iraq no podrán ni ganar ni perder esa guerra, no tendrán el reconocimiento de su población, consciente de alguna forma del engaño ocasionado por sus dirigentes y de la inutilidad del hecho, y solo desearán olvidar el conflicto. Quienes allí sufrieron nunca podrán resarcirse; el precio de volverse inhumano, de saber que cada día cometen atrocidades sobre personas inocentes, no tendrá ninguna recompensa.

Una guerra siempre es inútil pero esta es especialmente absurda, injusta y demencial.

La sociedad estadounidense tendrá que asumir todo el daño que ha ocasionado, a los demás y a sí misma. Puede parecer algo superfluo visto desde Europa, pero para ellos será muy doloroso. Para mí la película trata de esto. La imagen final con la bandera al revés y su significado concreta el mensaje de la obra "estamos en peligro y no somos capaces de salir por nosotros mismos".

La visión desalentadora de Haggis se posa ahora en la historia de un soldado que desaparece al volver de Iraq y que su padre busca ansiosamente, hasta ir descubriendo una situación tenebrosa en la que la presión a la que se ven sometidos los soldados, los deshumaniza y los convierte en capaces de cualquier cosa.

Aún así, la película me resultó un poco floja, a pesar de abordar una temática con mucha mayor carga emocional que Crash, pero sin lograr su intensidad. Entiendo que en EE.UU. puede suponer un cierto impacto y la veo necesaria en ese entorno, pero creo que es un poco inferior a otros trabajos anteriores del mismo director. El aspecto político y el efecto de convulsión que supone que un país mire la cruda realidad de sus actos, son sus puntos fuertes, pero aún así resulta falta de convicción.

web oficial
tublogdecine
blogdecine

No hay comentarios: